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¿Qué bacterias hay en las piscinas?

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Las piscinas son un elemento de diversión y relax, pero tenemos que tener especial cuidado que la piscina sea un lugar seguro y no haya bacterias que nos contagien enfermedades. En este artículo explicaremos qué bacterias hay en las piscinas y cómo evitarlas.

Todos deseamos que llegue el verano para poner en marcha los planes que hemos hecho durante mucho tiempo: disfrutar del sol, el mar, montaña y días completos de piscina, sin preocuparnos por nada. Eso es maravilloso, pero no debemos descuidar nuestra salud cuando decidimos la opción que más nos apetece.

En el caso de ir a la piscina a pasar un día diferente, es importante tener en cuenta que el lugar que escojamos tiene que cumplir con los requerimientos indispensables de higiene de manera que nuestra salud no se vea afecta, especialmente los niños.

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Bacterias más comunes en las piscinas

Existe una bacteria muy común que se reproduce en el agua de piscinas que no se tratan correctamente: Pseudomonas aeruginosa, la cual causa serios problemas de salud, conocidos como “oído de nadador” y “foliculitis de la bañera”.  Ambas infecciones deben ser atendidas rápidamente por cuanto ocasionan daño severo al oído, la piel, la córnea, vías urinarias y respiratorias.

El Dr. Raúl Rivas, Microbiólogo de la Universidad de Salamanca señala que:

“En España hay más de 1,1 millones de piscinas privadas de uso unifamiliar o disfrutadas por una comunidad de propietarios. Una cifra a la que hay que añadir más de 70.000 piscinas de uso público. Todas ellas deben ser vigiladas con atención para evitar la proliferación de microorganismos patógenos capaces de alterar la salud de los bañistas”.

En este sentido, los microbiólogos se han dado a la tarea de estudiar y analizar a fondo esta bacteria, así como otros microorganismos que causan severos daños a la salud como son:

  • Estafilococos
  • Estreptococos fecales
  • Coliformes fecales: Escherichia coli
  • Coliformes totales
  • Legionella

El agua de una piscina que no es tratada correctamente, permite el desarrollo de bacterias a tal punto que el riesgo de infección es muy alto y, llegan a vivir por más tiempo en forma de esporas y así continúan su multiplicación.

Es importante destacar que el riesgo de contagiarse con estas bacterias, lo transmiten aquellas personas que ya han pasado por enfermedades infecciosas, aunque ya curadas, pero que están bañándose en la piscina con personas sanas.

Otros microorganismos presentes en el agua de una piscina

Una piscina mal tratada, se convierte en el caldo de cultivo para otros microorganismos diferentes a las bacterias, que encuentran allí, las condiciones adecuadas para su proliferación como, por ejemplo: acidez, temperatura, humedad y oxígeno.

De este modo, se han llegado a identificar unos protozoos que se conocen comúnmente como amebas.  Estos parásitos se alojan en organismos vivos y causan daño a la salud como náuseas, diarrea, pérdida de peso, fiebre y dolor abdominal. En esta clasificación están presente los paramecios que se alimentan tanto de animales como de vegetales descompuestos.

En cuanto a los dermatofitos, son hongos filamentosos que afectan la epidermis e invaden las capas superficiales queratinizadas de la piel, pelos y uñas. Generalmente se diseminan en zonas húmedas como piscinas, vestuarios, playas, aunque también se multiplican en calzado y ropa que hayan tenido contacto con este tipo de hongo.

Por otra parte, en suelos húmedos y en el agua de la piscina, se pueden alojar ciertos virus que se desarrollan en células vivas.  Estos son gérmenes muy dañinos ocasionando serias patologías al ser humano como, la hepatitis y la poliomielitis.

Como mantener una piscina sin bacterias

Si tenemos una piscina en casa o acostumbramos visitar instalaciones en donde haya una piscina porque nos genera mucha confianza, es muy importante conocer la forma de minimizar el riesgo de lesiones y enfermedades.  Por esta razón es bueno mantener la piscina segura y saludable de forma que nuestra salud no se vea afectada.

En este sentido, utilizar cloro o bromo para desinfectar la piscina y mantener el nivel de pH del agua, es el primer escudo para protegerse de los microbios que causan las enfermedades relacionadas con aguas recreativas.  Según el Centro para el Control y la Prevención de enfermedades (CDC) en un artículo titulado “Natación saludable”, indica lo siguiente:

“Las enfermedades transmitidas por el agua en lugares de recreación acuática son enfermedades que las personas pueden contraer del agua en la que naden y jueguen —como piscinas, bañeras de hidromasaje o spas, áreas de juegos con agua, o mares, lagos y ríos— si el agua está contaminada con microbios”.

Entonces al desinfectar el agua de la piscina con los niveles correctos de bromo o cloro, elimina un gran porcentaje de microbios en muy poco tiempo. Este trabajo se recomienda hacerlo por lo menos dos veces al día.  La dosis adecuada según los expertos es: cloro libre entre 1 y 10 partes por millón (ppm) y bromo entre 3 y 8 ppm.  En cuanto al pH el nivel debe mantenerse entre 7.2 y 7.8. Estos parámetros deben respetarse porque un desequilibrio en el pH, origina poca efectividad del cloro o bromo para eliminar microbios sin contar el daño que produce en el ser humano sobre sus ojos y la piel. Aquí te explicamos cómo desinfectar la piscina con bromo y cómo elegir el mejor cloro para tu piscina.

Recomendaciones para evitar infecciones en la piscina

Tenemos a nuestra disposición una serie de recomendaciones que, al aceptarlas, vamos a evitar contagiarnos con microorganismos existentes en piscinas que no tienen un tratamiento adecuado y así convertimos un día de diversión y asueto en un cúmulo de preocupaciones producidas por las enfermedades que originan estos.

Recomendaciones de salud para la piscina

Evite entrar al agua si presenta algún cuadro diarreico, porque el contacto de las heces fecales con el cloro, causa un choque que origina sustancias químicas que enrojecen los ojos y además produce ardor en las personas que están dentro del agua, las cuales se contagian con los microorganismos que allí proliferan.

De este modo, a los bañistas se les exige ducharse durante un minuto al menos, antes de entrar al agua.  La razón de esto es que, la suciedad, el sudor, orina y heces fecales cuando se mezclan con el cloro y éste pierde la capacidad para eliminar los microbios con mayor rapidez. En cuanto a los niños hay que cuidar que no traguen agua de la piscina y evitar que hagan pis ni caca en el agua.

La pandemia nos ha dejado la experiencia de evitar las aglomeraciones de personas y esto es aplicable en las piscinas o playas.  Esto conlleva a acentuar el riesgo de contagio en el agua.

Acudir a piscinas cubiertas, también aumenta el riesgo de contagio con bacterias, virus y microbios porque no reciben los efectos benignos del sol en cuanto a su depuración, el hecho de no tener suficiente ventilación contribuye a aumentar los riesgos sanitarios.

Después del baño es muy importante secarse bien la piel, especialmente los pies, los oídos y los pliegues de piel para no dar cabida a ningún hongo.

¿Qué más hacer para evitar contagios en la piscina?

Todas las recomendaciones que obtengamos para prevenir el contagio con bacterias que se desarrollan en las piscinas, son bienvenidas y está en nosotros tener la conciencia bien entrenada para adaptarlas a nuestra vida.

Hablando de recomendaciones, es necesario mantener la piscina higiénica por medio de atender frecuentemente el filtrado y vigilar el nivel adecuado del pH. También ejecutar rigurosamente un programa de limpieza del interior y exterior de la piscina que incluya todas las superficies, las paredes, fondo, tuberías.

Será muy beneficioso controlar el número de personas que están dentro y fuera de la piscina, que se duchen antes de usarla para evitar la aparición de bacterias nocivas que afecten la salud de todos.

Las bacterias, microbios, virus y hongos no se ven a simple vista, pero sus efectos en el ser humano son evidentes, por lo cual hay que mantenerse alejados de ellos.